La historia de las abejas en Huerta San José es ya vieja. Siempre las ha habido. Hace muchos años, el terreno fue usado para el cultivo de flores, por lo que los apicultores de la zona aprovechaban su cercanía para colocar cajones que les permitieran obtener la rica miel. Con el tiempo el cultivo se abandonó y los cajones se fueron. Al iniciar el siglo XXI el espacio era un baldío seco, con alguna planta silvestre por aquí y por allá, y uno que otro arbolillo que marcaba el lindero. Así lo encontramos nosotros, y desde el primer día percibimos su potencial para convertirse en lo que hoy es la Huerta.
Esas pocas especies sobrevivientes ya atraían abejas a nuestro entorno, pero en una primera inspección no encontramos ningún panal, aunque sí observamos puntos en los que preferían libar: los casahuates, el acahual y otras florecillas silvestres por ahí.
Como saben quienes han seguido la historia de la Huerta, comenzamos plantando una gran variedad de árboles frutales, lo que naturalmente atrajo a mas abejas. Para incentivar su presencia y favorecer la polinización, plantamos algunas matas de lavanda por aquí y por allá. También rodeamos el predio con una enredadera de cissus y descubrimos que les encanta. La lavanda pronto encontró su hogar aquí, y con ella la población de abejas se incrementó notablemente. Cuando nos acercamos al campo de lavanda, podemos escuchar su siseo como si estuviéramos viviendo dentro de un panal. No pasó mucho tiempo antes de que empezáramos a descubrir que construían sus panales dentro de los árboles huecos que abundan por aquí.
Convivíamos con las abejas y gozábamos de los beneficios de su labor en la conservación de la vida, pero alguien más estaba disfrutando de su miel, por lo que hace ya algún tiempo decidimos iniciarnos en la apicultura.
Lo primero fue informarnos. Platicamos con varios apicultores, visitamos colmeneras y compramos todos los libros que pudimos encontrar sobre el tema (incluyendo los famosos y utilísimos “Beekeeping for dummies”). También nos hicimos aficionados a la cata de miel, descubriendo que su sabor, su consistencia y sus beneficios varían según qué planta haya alimentado a las abejas que la produjeron.
Así aprendimos que, por más cajones hermosamente decorados que colocáramos, nuestras abejas no iban a mudarse a vivir ahí tan solo con nuestra invitación. Ya iremos compartiendo lo que aprendimos sobre apicultura, esperando que a alguien más le sea de utilidad nuestra investigación. Hoy sólo queremos hablar de lo que implicó la colocación de los primeros cajones.
Primero que nada, había que asegurarnos de que nuestras abejas estarían bien alimentadas. Por más lavanda que haya en la huerta, ellas necesitan una alimentación balanceada. Por fortuna encontramos que tenemos muchas especies de flores que les gustan y les proporcionan los nutrimentos que necesitan.
La siguiente pregunta tenía que ver con la producción de miel. ¿Qué tal si a nuestras amigas les gustaba libar en la lavanda, pero lo que obtenían de ella no servía para producir miel? Resulta que no todas las flores lo hacen. Algunas sólo sirven para polinizar, otras producen polen, propóleo, jalea real o cera pero, o bien no producen miel, o bien su miel es de mala calidad. ¡De nuevo a investigar! ¿La respuesta? La miel de lavanda es abundante, comestible, de exquisito sabor y contiene todos los beneficios de esta planta.
Bien, tenemos las abejas, tenemos lo que necesitan para alimentarse. Ahora ¿cómo hacemos para establecer colmenas y obtener la miel?
Sobre las condiciones de un cajón de abejas hay mucho que decir (libros enteros) y hoy no se trata de eso. Digamos sólo que para comenzar había que conseguir abejas reinas, construir los cajones, definir y preparar el espacio en el que quedarían establecidos, y adquirir el equipo necesario para su cuidado. Todo lo cual fue mucho más complicado de lo que pensábamos. Como todos los grandes sueños, éste ha implicado grandes esfuerzos.
¡Pero hoy las abejas tienen su casa en Huerta San José!
Ya les iremos contando del progreso y platicándoles sobre los retos y beneficios, tanto de la presencia de las abejas, como de la miel que produciremos en la huerta. Nos gustaría recibir sus comentarios y preguntas al respecto.
Nos leemos en la próxima.